El excelente reportaje de @Absinthium sobre el Hospital Psiquiátrico me ha hecho recordar algo muy triste. Al ver la capilla de dicho hospital no he podido evitar volver la mirada a los pueblos que han muerto. En algunos casos, la desaparición se produce tras un doloroso proceso de emigración y agotamiento orgánico de sus habitantes. Es el caso de Sarnago (Soria, España).
En 1979 murió su último vecino y, con él, también el pueblo. Afortunadamente, la vida poco a poco fue retornando y cada vez más vecinos acuden en verano, a hacer bullir de vida el municipio. Hay una asociación que está tratando de recuperar presencia y cultura del pueblo, e incluso publican una revista en donde escriben por ejemplo Julio Llamazares o Abel Hernández. Este último tiene publicado un ciclo de libros de la sierra de la Alcarama dedicado a Sarnago y su entorno.
DSC03582 by Javier, en Flickr
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Precisamente lo que me hizo pensar en Sarnago fue la capilla que @Absinthium tomó del Hospital Psiquiátrico. El templo de un pueblo es un poco el corazón de su alma, y su despojo el fin de la misma.
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En 1979 murió su último vecino y, con él, también el pueblo. Afortunadamente, la vida poco a poco fue retornando y cada vez más vecinos acuden en verano, a hacer bullir de vida el municipio. Hay una asociación que está tratando de recuperar presencia y cultura del pueblo, e incluso publican una revista en donde escriben por ejemplo Julio Llamazares o Abel Hernández. Este último tiene publicado un ciclo de libros de la sierra de la Alcarama dedicado a Sarnago y su entorno.


Precisamente lo que me hizo pensar en Sarnago fue la capilla que @Absinthium tomó del Hospital Psiquiátrico. El templo de un pueblo es un poco el corazón de su alma, y su despojo el fin de la misma.



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