A la bruja que tengo enfrente, en el tercero, jamás la he visto en el balcón, o tras los impolutos cristales de su ventana. En vez de su cara, en vez de su sombrero cónico, en vez de su fantasmal figura, ha dejado, para demostrar que en su casa hay vida todavía, una solitaria fregona en la barandilla del balcón. La verdad es que, desde que se pone el sol hasta que de nuevo nace, no me atrevo a mirar hacia su casa, y es posible que utilice las horas umbrosas de la noche para viajar y hacer sus perrerías. O tal vez (porque no la conozco y sé que en realidad hay brujas buenas), para visitar enfermos o repartir, en definitiva, el bien de forma equitativa entre los necesitados.
Todo es oscuro en torno a sí. Aunque la casa donde vive (si es que vive ahí) sea moderadamente luminosa e, incluso, algo elegante, todo ella (porque estoy seguro de que es "ella"), todo ella es misterio, secreto, arcano...
No sé cómo se llama. Yo le he puesto el nombre de Enigma.
Creo que es adecuado.
Todo es oscuro en torno a sí. Aunque la casa donde vive (si es que vive ahí) sea moderadamente luminosa e, incluso, algo elegante, todo ella (porque estoy seguro de que es "ella"), todo ella es misterio, secreto, arcano...
No sé cómo se llama. Yo le he puesto el nombre de Enigma.
Creo que es adecuado.
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