La historia va así. Cuando una chica desea ser Geisha entra en la escuela de Geishas y su primera tarea es la de asistentas de las Maiko (las aspirantes a Geishas). A menudo se las ve con las Maiko llevándoles las bolsas de las compras, vistiéndolas, etc.
Una vez pasan esa primera etapa de asistentes, pasan a ser Maikos y, durante 4 años, aprenden música (tocan varios instrumentos) canto, poesía, el arte del té, la escritura Kanji con pincel (que es un arte en sí mismo y los bailes tradicionales super difíciles (la Maiko me dijo que no dejabas de aprender durante toda la vida).
La diferencia entre una Maiko y una Geisha (o Geiko, que es lo mismo) se puede saber por el tamaño de las mangas y el adorno trasero (el doble de largo en las Maiko) y en los adornos del peinado.
Es norma indispensable no tener pareja para ser Geisha. Sólo se pueden casar si lo dejan.
Efectivamente son damas de compañía y existe una nebulosa sobre si ofrecen prácticas sexuales o no. Personalmente pienso que sí puesto que por mis andares por Kioto fui al barrio rojo de allí para sacar fotos y, curiosamente, aparcó justo delante de mi una limusina y salió de ella un tío de mediana edad trajeado (pinta de ejecutivo total) junto con una Geisha en estado muy pero que muy amigable. Eso sí, sin demostraciones en público que está muy mal visto en Japón pero así como se cogían y hablaban excedía incluso a cómo lo hacen las parejas de novios en Japón. Obviamente son suposiciones mías.
Las Maiko “avanzadas”, como la que tuve la suerte de conocer, ya pueden trabajar en algunas cosas como ofrecer pases privados de canto y baile como el que asistí. “Nuestra” Maiko, en una hora (realmente fueron 50 minutos) se sacó unos 1.600€ y una Geisha en una noche puede ganar entre 20 y 30.000€ (las que juegan en la Champion). Después están las más normalitas que están sobre los 10.000€ la noche, aproximadamente.
En Japón, independientemente de lo que hagan ya que existe una nebulosa sobre ello como os he dicho, están muy bien consideradas, casi divinizadas.