Paudelleida
Disparando
La misteriosa Dama del Desierto solo se deja ver a partir de la puesta de sol el primer día de cada mes. De noche vaga sin descanso por los infinitos arenales del desierto.Nadie la ha visto, los pocos que tuvieron la desgracia de hacerlo no llegaron a ver el amanecer y aparecieron muertos con los ojos abiertos y un rictus de terror en su rostro. Su hermosura atrae a los incautos que acaban sucumbiendo a sus encantos y se llevan su secreto a la tumba. Una belleza tan letal como el sol y la ardiente arena del desierto. Cuando despuntan los primeros rayos de sol augurando un cálido día se desvanece y no queda rastro de ella hasta la puesta de sol del mes siguiente. El primer día de cada mes nadie se atreve a adentrarse en el desierto por temor a toparse con esta dama fantasmal que inspira un atávico terror a los pueblos indígenas que viven por la zona. Aseguran los nativos que no es una leyenda sino un hecho comprobado, ya que al amanecer de la noche fatídica del mes acostumbra a aparecer algún cadáver de algún valiente insensato que quiere desmentir la existencia de la dama, con los ojos desorbitados por el terror y con huellas de pies descalzos, delicadamente femeninos, a su alrededor.
Cuentan los más viejos del lugar que se extravió allá por el siglo XIX un primer día de mes una hermosa dama que iba en un grupo de exploradores y nunca la encontraron, ni viva ni muerta. Desde entonces datan las misteriosas aparicionas de la Dama del Desierto que se venga de su desventura en los incautos que se extravían o que quieren demostrar que se trata de solo una leyenda sin fundamento.
Texto y foto (doble exposición con dos fotos propias): Pau Corriá.
Cuentan los más viejos del lugar que se extravió allá por el siglo XIX un primer día de mes una hermosa dama que iba en un grupo de exploradores y nunca la encontraron, ni viva ni muerta. Desde entonces datan las misteriosas aparicionas de la Dama del Desierto que se venga de su desventura en los incautos que se extravían o que quieren demostrar que se trata de solo una leyenda sin fundamento.
Texto y foto (doble exposición con dos fotos propias): Pau Corriá.
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