Hola a to2.
Quería comentar por aquí un comportamiento raro o extraño que he tenido con mi querida Sony A7II y ya de paso compartir también cómo lo he resuelto si a alguno le pasa.
El tema es que estaba unos días de vacaciones por Italia y estuve haciendo unas cuantas fotos.
No soy de gatillo fácil, pero tampoco estuve muy parado.
Unas 2500 fotos en 9/10 días... a unas 250 de media por día aprox.
Algún día más, otro menos... pero como veis, nada exagerado.
Es el uso que le doy, totalmente amateur aunque lleve muchos años en esto de la fotografía.
El caso es que en uno de esos días, en una puesta de sol, estuve "jugando" con la apertura del diafragma, iso,... etc.
Y para mi sorpresa, de repente, todo lo que salía por el visor era azulado.
Cuando veía la foto en la pantalla, estaba bien, pero claro, era difícil de saber qué estaba disparando.
Además, la apertura se quedó bloqueada y ya no se podía cambiar nada.
No respondía ningún valor manual (tiro en manual mayoritariamente), y lo único que podía hacer era disparar.
Apagué la cámara, la encendí, pero seguía igual.
Pensé que el objetivo tendría algún problema, así que todo nervioso cambié de objetivo y todo igual.
Mi sorpresa crecía.
Lo primero que pensé es que la cámara se había roto, pero soy excesivamente cuidadoso con el material fotográfico, así que si eso había ocurrido, estaba seguro 100% que era culpa de Sony.
Al final, apagué la cámara y quité la batería.
Esperé unos 10 segundos y volví a meter la batería.
Encendí la cámara, y todo volvió a funcionar.
No sé si a alguien más le ha pasado algo parecido, si es un problema de Sony (un compañero de trabajo me ha dicho que sí) o si ha sido una conjunción de situaciones.
El caso es que me ha dejado bastante extrañado a la vez que preocupado.
De todos modos, comparto mi experiencia y cómo lo he resuelto porque a mí me pasó en plena puesta de sol, fastidiándome un poco todo, pero si te toca en una boda, un bautizo u otro momento, te puedes poner de los nervios.
Ya me diréis alguno que haya pasado algo parecido.
Un saludo,
Jorge
Quería comentar por aquí un comportamiento raro o extraño que he tenido con mi querida Sony A7II y ya de paso compartir también cómo lo he resuelto si a alguno le pasa.
El tema es que estaba unos días de vacaciones por Italia y estuve haciendo unas cuantas fotos.
No soy de gatillo fácil, pero tampoco estuve muy parado.
Unas 2500 fotos en 9/10 días... a unas 250 de media por día aprox.
Algún día más, otro menos... pero como veis, nada exagerado.
Es el uso que le doy, totalmente amateur aunque lleve muchos años en esto de la fotografía.
El caso es que en uno de esos días, en una puesta de sol, estuve "jugando" con la apertura del diafragma, iso,... etc.
Y para mi sorpresa, de repente, todo lo que salía por el visor era azulado.
Cuando veía la foto en la pantalla, estaba bien, pero claro, era difícil de saber qué estaba disparando.
Además, la apertura se quedó bloqueada y ya no se podía cambiar nada.
No respondía ningún valor manual (tiro en manual mayoritariamente), y lo único que podía hacer era disparar.
Apagué la cámara, la encendí, pero seguía igual.
Pensé que el objetivo tendría algún problema, así que todo nervioso cambié de objetivo y todo igual.
Mi sorpresa crecía.
Lo primero que pensé es que la cámara se había roto, pero soy excesivamente cuidadoso con el material fotográfico, así que si eso había ocurrido, estaba seguro 100% que era culpa de Sony.
Al final, apagué la cámara y quité la batería.
Esperé unos 10 segundos y volví a meter la batería.
Encendí la cámara, y todo volvió a funcionar.
No sé si a alguien más le ha pasado algo parecido, si es un problema de Sony (un compañero de trabajo me ha dicho que sí) o si ha sido una conjunción de situaciones.
El caso es que me ha dejado bastante extrañado a la vez que preocupado.
De todos modos, comparto mi experiencia y cómo lo he resuelto porque a mí me pasó en plena puesta de sol, fastidiándome un poco todo, pero si te toca en una boda, un bautizo u otro momento, te puedes poner de los nervios.
Ya me diréis alguno que haya pasado algo parecido.
Un saludo,
Jorge