Hola a todos,
Voy a intentar describiros aquí mi relación y mi evolución en el mundo de la fotografía. Quiero que quede claro que esto es MI percepción de este arte y que puede diferir diametralmente de la percepción que tengáis vosotros o algunos de vosotros ya que aquí no hay una verdad absoluta, cada uno tiene la suya y son todas válidas. Dicho esto, os aviso que el texto es largo pero os aconsejo leerlo antes de ver las fotos de Lluis Real.
Hace muchos años que hago fotos, si bien es verdad que he tenido largas etapas en las que no me apetecía coger la cámara porque, por muchas fotos que hiciera, no me gustaban. No es que fueran malas en el sentido estricto de la palabra, pero hacía lo mismo que muchísima otra gente y eso, realmente, me frustraba. Por más que estaba en foros, blogs, o webs de fotografía siempre acababa viendo lo mismo: paisajes con filtros, macros y "robados" que poco me decían. Las fotos, en su mayoría, estaban impecablemente realizadas, con un enfoque perfecto, fiel a la "regla" de los tercios en muchas ocasiones, con un procesado muchas veces rozando lo irreal... en fin, que podías intercambiar dos fotos de dos foreros y seguir pensando que eran suyas. No sé si me explico.
Siembre que intentaba hacer algo diferente y salirme de las normas, por decirlo de alguna manera, había uno u otro que "intentaba" que volviera al redil aludiendo a tal o cual "regla" por lo que siempre volvía a hacer lo que hacían.... todos.
Un día, estando de vacaciones por la Toscana en un pueblo llamado San Gimignano, de modo casual me topé con una exposición de Henri Cartier-Bresson. Había visto cosas de él, claro está, pero el tener absolutamente todas sus obras concentradas en una sala de exposiciones o, mejor dicho, en varias salas, marcó un punto de inflexión en mi visión sobre la fotografía. Personalmente, siempre que voy de viaje, estoy más interesado en captar la esencia de la gente del lugar y sus costumbres que sus paisajes, porque siempre he pensado que una foto de un paisaje, por sí sola, poco transmite al espectador y que la fotografía, básicamente, es comunicación. Y entonces vi las fotos menos conocidas de Cartier-Bresson de sus viajes por todo el mundo y, simplemente, entendí perfectamente por qué se le denominó "el ojo del siglo XX".
Estuve allí todo el día, ni siquiera comí, me pasé mucho tiempo mirando cada fotografía suya. Mirad si era genial la exposición que mi pareja, a la cual no le dice nada la fotografía más allá de subir alguna foto a instagram con el móvil, también estuvo ensimismada con lo que veía y no sólo no se aburrió si no que el tiempo le pasó volando al igual que a mí, a pesar de estar allí hasta que cerraron.
Se podría decir que este fue mi punto de inflexión número 1.
Al cabo de un par de meses, y todavía digiriendo lo que había visto en ese pequeño pueblo toscano, me topé en youtube con unos vídeos llamados "Un año de fotografía" de José Benito Ruiz, un gran fotógrafo de naturaleza y paisajes y mejor persona aún. Justamente el vídeo que abrí sobre él fue uno en el que habla sobre la "regla" de los tercios. Fijaos que en todo momento he escrito la palabra regla entrecomillada. El motivo no es otro que el de no existir. Sí, así es, mi segundo punto de inflexión fue saber que una "regla" que me habían metido siempre con calzador, simplemente no existía. Os dejo aquí las propias palabras de José Benito Ruiz sobre el tema, publicado no hace mucho en su blog:
Sobretodo a los que estáis empezando imagino que el texto de José Benito Ruiz os romperá esquemas, como me pasó a mi.
Bien, hubo dos frases que me llamaron mucho la atención y fueron estas:
-"No será que la propia historia del arte va de lo establecido a lo opuesto sin permitir convención alguna, y que lo novedoso se acaba imponiendo."
-"No hay datos de ningún artista clásico que la mencione con tal nombre (la regla de los tercios), ni se les ocurriría."
Recuerdo perfectamente que estaba solo en casa, sentado en el sofá, e iba valorando lo que decían esas dos cortas pero intensas frases. Tanto es así que se hizo de noche y cuando me quise dar cuenta estaba a oscuras, tal era el ensimismamiento que tenía pensando en ellas.
Esto produjo un doble efecto en mí. Para empezar, me di cuenta que mis fotos no tenían nada de especial porque hacía lo que hace todo el mundo. No tenía estilo alguno. Hacía lo mismo que la mayoría y el resultado era el mismo que obtiene la mayoría: fotos correctas que se olvidan a los 5 minutos de verlas. También empecé a pensar que, quizá, debería empezar a estudiar más pintura que fotografía ya que nadie sabe más de composición que los pintores. Un pintor que se dedique a ello de lleno pasa unos 15 años de su vida estudiando composición. Seguro que le da para más que para estudiar la "regla de los tercios"
También me ilusioné porque veía una luz al final del túnel. El problema es que el túnel era (es) muy largo y lleno de obstáculos y dificultades (aunque apasionante) y no sabía cómo empezar a andar en él. Entonces, fue cuando me acordé de mi buen amigo Iván Larra, un artista multidisciplinar cuyas obras, tanto en pintura como en fotografía, se han expuesto por todo el mundo y ha ganado numerosos premios internacionales.
Entonces llamé a Iván y le comenté mis inquietudes. Sus palabras exactas, después de oír todo lo que os he contado aquí, fueron "Enhorabuena, puedes celebrar que has llegado a esta conclusión por ti mismo. Ahora se va a abrir un mundo de posibilidades más allá que la técnica que ni te imaginas. Yo veía lo que te estaba pasando pero no te lo quería decir, quería ver si llegabas a la conclusión a la que has llegado por ti mismo. Puedes empezar comprando el libro MODOS DE VER de John Berger. Cuando lo acabes, comentamos y te diré el siguiente libro".
Este fue mi punto de inflexión número dos.
No recuerdo estar tan contento en lo que a la fotografía se refiere en mi vida. No sabía aún cómo evolucionar pero sí sabía en qué punto estaba y empezaba a tener una idea de lo que me faltaba por recorrer, que era mucho y, posiblemente, sea un recorrido de toda la vida en busca de un estilo propio. Lo mejor, y aquí me adelanto un poco a las conclusiones, es que no me importa llegar a tener estilo propio o no. Disfruto tanto del camino del aprendizaje que con esto me siento recompensado más que de sobras. Claro que me gustaría que cuando se viera una foto mía se supiera que es mía sin siquiera firmarla y no por ego, si no porque el canal emisor-receptor sería óptimo porque, debemos recordar, que ante todo la fotografía es comunicación (entre otras cosas, claro).
Bien, entonces compré el libro de John Berger. ¿Y quién es John Berger? Pues era un pintor, escritor y crítico de arte de primer orden con una manera de transmitir las cosas espectacular. De verdad, os aconsejo que sigáis todo lo que tiene por internet porque cada coma, cada palabra y cada imagen valen su peso en oro. Al abrir el libro vi una introducción que decía que el libro se había escrito basado en una serie documental para la BBC del año 1972. ¿Cómo? ¿Un libro basado en una serie y no viceversa? Esto era completamente nuevo para mí por lo que decidí ver el documental primero y después leer el libro.
Y así lo hice. En youtube está el documental y, además, es cortito. Son cuatro episodios de media hora de duración cada uno mediante los cuales pretenden a enseñarte a "ver". Y sí, es un documental sobre pintura pero, amigos, el principio sirve totalmente para la fotografía.
Después, leí el libro y todavía profundicé más en el arte de "ver" las cosas.
Al acabar el libro, volví a llamar a mi amigo Iván y me dijo que leyese "La cámara lúcida" de Roland Barthes. Es una reflexión en torno a la imagen que también te rompe muchos esquemas. Obviamente, también os lo recomiendo.
Ahora estoy estudiando cómo trataba Sorolla a la luz. Era un fanático de la misma y, posiblemente, el que más estudió sobre ella en la pintura. También tengo en la recámara a Goya y a El Greco.
En esta tesitura estaba cuando conocí a Lluis Real, un año atrás. Lluis es un fotógrafo de aquí de Menorca pero que ha trabajado en Londres toda su vida. Ha conseguido vivir (y muy muy bien) de la fotografía y siempre haciendo el tipo de fotografía que le gustaba. Ahora mismo hace un año que lo conocí ya que tenemos otra afición común, las motos, y ambos estábamos esperando el ferry que nos llevaría de vuelta a Menorca.
Con mucha vergüenza digo que no conocía la obra de Lluis. Que no se conozca fuera de la isla se puede entender pero el tener un fotógrafo de este calibre en mi pequeña ciudad, en donde prácticamente todos nos conocemos (de hecho, sabía quién era él aunque no fuéramos amigos) no tiene perdón. Pero para hablar de Lluis he de hablar primero de su relación con la fotografía.
Corría la década de los 60 cuando un joven Lluis se hizo con una Kodak Retina que era de un amigo. A partir de ese momento, jamás ha dejado de hacer fotos, ni un solo día.
Con sólo 16 años les dijo a sus padres que quería ir a Londres a estudiar fotografía. Su padre se negó en redondo aduciendo que "para ser fotógrafo no hace falta estudiar" y que "te pago cualquier carrera pero eso no". Pues bien, Lluis dejó una tranquila Menorca de los años 60 con dieciséis años y sin un duro y se plantó en el “Ealing Tecnichal College” (hoy University of West London) de Londres. Pasó un terrible proceso de selección y de los cientos que presentaron sus trabajos fotográficos fue uno de los pocos escogidos ese año.
A partir de ahí, se graduó con honores y ha trabajado tanto como freelance como para las mejores agencias del mundo siendo portada de medios tan prestigiosos como el Financial Times varias veces.
En la actualidad Lluis tiene 70 años, se levanta cada día a las cuatro de la mañana y corre 14 kilómetros. Después se ducha, desayuna y está listo para la hora dorada cada mañana y cada mañana, irremediablemente, se va a tomar fotos del proyecto en el que está trabajando... porque siempre está trabajando en alguno. Es increíble la vitalidad que tiene y lo en forma que está. Un día me tuvo caminando 12 horas seguidas buscando la foto "que quería hacer" por una gran ciudad. Todo un personaje
Bien, como os he dicho nos conocimos esperando el ferry que nos tenía que llevar a Menorca, estuvimos hablando de nuestros viajes, de fotografía, etc., y le invité a que viniera a casa ver mi colección de cámaras fotográficas antiguas. Al sábado siguiente vino, estuvimos mirando las cámaras y comentando sobre ellas y, en un momento dado, le expliqué todo el tema que os he escrito aquí anteriormente. Él se quedó pensativo un rato y de repente me suelta "mira, yo tengo 70 años, he superado dos cánceres pero en cualquier momento me pueden aparecer de nuevo, no tengo hijos porque mi vida ha sido la fotografía pero me sabe mal que todo el conocimiento y experiencia que he adquirido en más de 50 años de hacer fotos se pierda. Yo no soy buen profesor pero se me da bien comentar las cosas. ¿Te apetecería quedar los domingos por la mañana para hablar de fotografía e ir comentando cosas y que te explique cómo hago yo las cosas para que tu puedas desarrollar las tuyas?.
Como os podéis imaginar, los ojos se me pusieron como platos. Antes de quedar con él en casa había mirado su web y había alucinado con sus fotos. Me parecía un genio y me daba mucha rabia no haber sabido que él hacía estas cosas antes. Curiosamente, el tipo de fotografía que hace es el que más me gusta a mí (street, social, documental... ya sabéis que a las etiquetas no le puedo) por lo que, fotográficamente, me siento muy afortunado y agradecido.
Entonces, cada domingo por la mañana, llueva, nieve o haga sol, quedamos y no tomamos ni una sola foto. Toda la mañana él me va explicando cosas, miramos proyectos suyos, miramos libros de fotografía, de arte, etc. y, de vez en cuando me dice "quiero hacer un proyecto en este país o en esta ciudad" y me lleva con él y me va explicando sobre el terreno. Os puedo decir que he aprendido más de fotografía en un año que en toda mi vida.
Algunas cosas que he aprendido de él:
- La técnica hay que aprenderla NO para olvidarla si no para automatizarla. Es como conducir un coche, la primera vez que llevas uno vas perdido. Ahora conduces y ni siquiera piensas en como lo haces. Una vez automatizada la técnica no hace falta hablar más de ella. Hay que hablar de cultura fotográfica.
- Tercios, colores principales, complementarios, todo eso da igual. No es que no importe, todo se puede usar, pero se trata de fotografiar lo que "ves".
- Lo mismo si centras un sujeto, un horizonte, lo que sea. Si "ves" la foto con eso centrado hazla. Haz las fotos para ti, no para gustar a los demás.
- La fotografía primero es una idea, segundo es comunicación, tercero es luz. Tienes que ver esas cosas para "hacer" la foto.
- No disparar porque sí. Hay que pensar qué se quiere conseguir y dónde podemos conseguirlo. Él lo compara con un pescador: si pescas atunes has de vestir como un pescador de atunes, llevar la caña, el cebo y el sedal para pescar atunes, has de tener el barco apropiado para pescar atunes y has de saber dónde están los atunes. Un día saldrás a pescar atunes y no cogerás nada. Otro día cogerás uno de un kilo, otro día uno de 20 kilos.
- Siempre, siempre hay tiempo para componer una fotografía. Nada de llevar la cámara a f11 y sin preenfoque para que sea como una automática. Si no tienes tiempo para componer es porque no lo has planificado bien. Aquí él lo compara con un cazador. Si te sorprende la perdiz y no te da tiempo a coger la escopeta es que no estabas preparado. Hay que "llegar antes" de que suceda, si llegas a tiempo, ya llegas tarde.
- Hay que volver al "lugar del crimen" y machacarlo. Cartier-Bresson tenía series de fotografías. A lo mejor tiraba dos carretes en el mismo sitio cuando había encontrado lo que estaba buscando hasta tener la foto perfecta.
- Da igual la cámara y el objetivo que uses. A ningún pintor le preguntan con qué pinceles ha pintado el cuadro.
- Tanta perfección en el enfoque y tanta definición son tan, tan, tan que al final "son campana". A veces, es bueno jugar con los desenfoques leves y procesar como se hacía con la ampliadora antiguamente, poniendo y quitando luz de donde nos interese.
- El realizar secuencias de fotos para contar una historia y tener proyectos a largo plazo ayuda a encontrar o a tener tu estilo.
- Mejor ir ligero. Salir con una cámara pequeña y con un objetivo pequeño y gran angular, si puede ser.
- Es tan importante el fondo como el sujeto.
¡¡CUIDADO!! éstas son las sugerencias de Lluis que yo he hecho mías pero, como he dicho al principio, es del todo loable el que basa su fotografía en la calidad, el enfoque o los tercios. No me gustaría que nadie pensara que está haciendo algo mal o que le estoy atacando. Nada más lejos de mi intención. Simplemente os estoy explicando MI verdad que puede no coincidir con la vuestra.
Por último, y antes de pasar a enseñaros el trabajo de Lluis, os diré que sus berrinches conmigo son de aúpa. Recuerdo una vez caminando por Bucarest le hice una pregunta técnica sobre un objetivo. Él se paró en seco y empezó a gesticularme mientras me decía en voz alta, rozando el grito... "Esto no me lo tienes que preguntar más, esto es de aficionados, olvídate ya de esto". Yo me moría de risa, ver a un tío delgado al que le saco una cabeza encabronarse conmigo así... por lo que rompí a reír a lágrima viva (aunque tenía razón).
Ahora, cuando salimos juntos con las cámaras siempre le digo "Lluis, ¿me vas a reñir hoy?" Y él siempre me mira con media sonrisa y me dice "si te lo mereces... sí".
Su web es http://www.lluisreal.com aunque pasa mucho de internet y redes sociales. Os aconsejo que miréis la galería de Wales 1972 y de Derby, aunque no hay ninguna que tenga desperdicio.
Estas fotos suyas que os pongo aquí las he firmado con su nombre y son las que me ha cedido para el pequeño manual que estoy escribiendo para el curso que daremos en mi fotoclub, aquí en Menorca
Si habéis leído hasta aquí... SOIS UNOS MASOQUISTAS!
Voy a intentar describiros aquí mi relación y mi evolución en el mundo de la fotografía. Quiero que quede claro que esto es MI percepción de este arte y que puede diferir diametralmente de la percepción que tengáis vosotros o algunos de vosotros ya que aquí no hay una verdad absoluta, cada uno tiene la suya y son todas válidas. Dicho esto, os aviso que el texto es largo pero os aconsejo leerlo antes de ver las fotos de Lluis Real.
Hace muchos años que hago fotos, si bien es verdad que he tenido largas etapas en las que no me apetecía coger la cámara porque, por muchas fotos que hiciera, no me gustaban. No es que fueran malas en el sentido estricto de la palabra, pero hacía lo mismo que muchísima otra gente y eso, realmente, me frustraba. Por más que estaba en foros, blogs, o webs de fotografía siempre acababa viendo lo mismo: paisajes con filtros, macros y "robados" que poco me decían. Las fotos, en su mayoría, estaban impecablemente realizadas, con un enfoque perfecto, fiel a la "regla" de los tercios en muchas ocasiones, con un procesado muchas veces rozando lo irreal... en fin, que podías intercambiar dos fotos de dos foreros y seguir pensando que eran suyas. No sé si me explico.
Siembre que intentaba hacer algo diferente y salirme de las normas, por decirlo de alguna manera, había uno u otro que "intentaba" que volviera al redil aludiendo a tal o cual "regla" por lo que siempre volvía a hacer lo que hacían.... todos.
Un día, estando de vacaciones por la Toscana en un pueblo llamado San Gimignano, de modo casual me topé con una exposición de Henri Cartier-Bresson. Había visto cosas de él, claro está, pero el tener absolutamente todas sus obras concentradas en una sala de exposiciones o, mejor dicho, en varias salas, marcó un punto de inflexión en mi visión sobre la fotografía. Personalmente, siempre que voy de viaje, estoy más interesado en captar la esencia de la gente del lugar y sus costumbres que sus paisajes, porque siempre he pensado que una foto de un paisaje, por sí sola, poco transmite al espectador y que la fotografía, básicamente, es comunicación. Y entonces vi las fotos menos conocidas de Cartier-Bresson de sus viajes por todo el mundo y, simplemente, entendí perfectamente por qué se le denominó "el ojo del siglo XX".
Estuve allí todo el día, ni siquiera comí, me pasé mucho tiempo mirando cada fotografía suya. Mirad si era genial la exposición que mi pareja, a la cual no le dice nada la fotografía más allá de subir alguna foto a instagram con el móvil, también estuvo ensimismada con lo que veía y no sólo no se aburrió si no que el tiempo le pasó volando al igual que a mí, a pesar de estar allí hasta que cerraron.
Se podría decir que este fue mi punto de inflexión número 1.
Al cabo de un par de meses, y todavía digiriendo lo que había visto en ese pequeño pueblo toscano, me topé en youtube con unos vídeos llamados "Un año de fotografía" de José Benito Ruiz, un gran fotógrafo de naturaleza y paisajes y mejor persona aún. Justamente el vídeo que abrí sobre él fue uno en el que habla sobre la "regla" de los tercios. Fijaos que en todo momento he escrito la palabra regla entrecomillada. El motivo no es otro que el de no existir. Sí, así es, mi segundo punto de inflexión fue saber que una "regla" que me habían metido siempre con calzador, simplemente no existía. Os dejo aquí las propias palabras de José Benito Ruiz sobre el tema, publicado no hace mucho en su blog:
Es curioso que en fotografía sucedan hechos que no se dan por reales en el resto de nuestra actividad en la vida. Por ejemplo, algunos fotógrafos creen que a base de hacer fotos va a aprender. A una persona que compra una trompeta no se le ocurre pensar que si se encierra solo a soplar el instrumento durante diez horas al día será un maestro en cuestión de diez años. Tampoco a un estudiante de idiomas se le ocurre empezar a decir palabras sin sentido para intentar aprender algún idioma. Pues bien, en la fotografía hay quien entiende que es cuestión de comprarse “una buena cámara” y desear que el dedo divino nos haya tocado al nacer.
Con la composición sucede lo mismo. Miles de personas que poseen una cámara dicen que existen las reglas de fotografía. Y no solo eso, por una extraña razón resulta que aquí te las puedes saltar. Creo que nadie anda saltándose semáforos en rojo, asesinando al prójimo o robando lo ajeno. Y si lo hace ya sabe a lo que se arriesga, porque la palabra regla, incluye que están concebidas para no saltárselas. No será que NO hay reglas en fotografía, ni en el arte en general. No será que la propia historia del arte va de lo establecido a lo opuesto sin permitir convención alguna, y que lo novedoso se acaba imponiendo.
¿Y que sucede con la regla de los tercios? En mala hora alguien puso ese nombre a la bendita Sección Áurea. Pues sucede que no es una regla, que a esta proporción sacada del estudio de la naturaleza y bastante utilizada, se le ha bautizado no hace mucho así. No hay datos de ningún artista clásico que la mencione con tal nombre, ni se les ocurriría.
¿Quieren que rompamos el argumento de la regla de los tercios? A ver a quien le suena el Principio de Pareto, o la proporción de Pareto. Tenemos otra proporción que surge de la naturaleza, detectada por la estadística. Resulta que hay más fotos de paisajes que tienen esta proporción sobre la Áurea basada en un tercio. El Principio de Pareto es la proporción 80% – 20%. Así que resulta que cada cual puede elegir la proporción que le parezca, sobre todo para establecer ejes en la imagen que la estructuran, tanto el vertical como el horizontal. Y así unos prefieren el principio de Sturgeon 90% – 10%, otros centran el encuadre ante una simetría, 50% – 50% y actuamos dependiendo del estado del cielo, del suelo o de nuestros gustos, como es normal.
Por lo menos en España hay ya numerosos autores que van abriendo los ojos, pero el panorama en países angloparlantes es desolador, repiten y repiten que existe la regla de los tercios, pero que se la van a saltar cuando quieran. Cambiemos ya el nombre ridículo de regla por lo que es: una proporción.
Sobretodo a los que estáis empezando imagino que el texto de José Benito Ruiz os romperá esquemas, como me pasó a mi.
Bien, hubo dos frases que me llamaron mucho la atención y fueron estas:
-"No será que la propia historia del arte va de lo establecido a lo opuesto sin permitir convención alguna, y que lo novedoso se acaba imponiendo."
-"No hay datos de ningún artista clásico que la mencione con tal nombre (la regla de los tercios), ni se les ocurriría."
Recuerdo perfectamente que estaba solo en casa, sentado en el sofá, e iba valorando lo que decían esas dos cortas pero intensas frases. Tanto es así que se hizo de noche y cuando me quise dar cuenta estaba a oscuras, tal era el ensimismamiento que tenía pensando en ellas.
Esto produjo un doble efecto en mí. Para empezar, me di cuenta que mis fotos no tenían nada de especial porque hacía lo que hace todo el mundo. No tenía estilo alguno. Hacía lo mismo que la mayoría y el resultado era el mismo que obtiene la mayoría: fotos correctas que se olvidan a los 5 minutos de verlas. También empecé a pensar que, quizá, debería empezar a estudiar más pintura que fotografía ya que nadie sabe más de composición que los pintores. Un pintor que se dedique a ello de lleno pasa unos 15 años de su vida estudiando composición. Seguro que le da para más que para estudiar la "regla de los tercios"
También me ilusioné porque veía una luz al final del túnel. El problema es que el túnel era (es) muy largo y lleno de obstáculos y dificultades (aunque apasionante) y no sabía cómo empezar a andar en él. Entonces, fue cuando me acordé de mi buen amigo Iván Larra, un artista multidisciplinar cuyas obras, tanto en pintura como en fotografía, se han expuesto por todo el mundo y ha ganado numerosos premios internacionales.
Entonces llamé a Iván y le comenté mis inquietudes. Sus palabras exactas, después de oír todo lo que os he contado aquí, fueron "Enhorabuena, puedes celebrar que has llegado a esta conclusión por ti mismo. Ahora se va a abrir un mundo de posibilidades más allá que la técnica que ni te imaginas. Yo veía lo que te estaba pasando pero no te lo quería decir, quería ver si llegabas a la conclusión a la que has llegado por ti mismo. Puedes empezar comprando el libro MODOS DE VER de John Berger. Cuando lo acabes, comentamos y te diré el siguiente libro".
Este fue mi punto de inflexión número dos.
No recuerdo estar tan contento en lo que a la fotografía se refiere en mi vida. No sabía aún cómo evolucionar pero sí sabía en qué punto estaba y empezaba a tener una idea de lo que me faltaba por recorrer, que era mucho y, posiblemente, sea un recorrido de toda la vida en busca de un estilo propio. Lo mejor, y aquí me adelanto un poco a las conclusiones, es que no me importa llegar a tener estilo propio o no. Disfruto tanto del camino del aprendizaje que con esto me siento recompensado más que de sobras. Claro que me gustaría que cuando se viera una foto mía se supiera que es mía sin siquiera firmarla y no por ego, si no porque el canal emisor-receptor sería óptimo porque, debemos recordar, que ante todo la fotografía es comunicación (entre otras cosas, claro).
Bien, entonces compré el libro de John Berger. ¿Y quién es John Berger? Pues era un pintor, escritor y crítico de arte de primer orden con una manera de transmitir las cosas espectacular. De verdad, os aconsejo que sigáis todo lo que tiene por internet porque cada coma, cada palabra y cada imagen valen su peso en oro. Al abrir el libro vi una introducción que decía que el libro se había escrito basado en una serie documental para la BBC del año 1972. ¿Cómo? ¿Un libro basado en una serie y no viceversa? Esto era completamente nuevo para mí por lo que decidí ver el documental primero y después leer el libro.
Y así lo hice. En youtube está el documental y, además, es cortito. Son cuatro episodios de media hora de duración cada uno mediante los cuales pretenden a enseñarte a "ver". Y sí, es un documental sobre pintura pero, amigos, el principio sirve totalmente para la fotografía.
Después, leí el libro y todavía profundicé más en el arte de "ver" las cosas.
Al acabar el libro, volví a llamar a mi amigo Iván y me dijo que leyese "La cámara lúcida" de Roland Barthes. Es una reflexión en torno a la imagen que también te rompe muchos esquemas. Obviamente, también os lo recomiendo.
Ahora estoy estudiando cómo trataba Sorolla a la luz. Era un fanático de la misma y, posiblemente, el que más estudió sobre ella en la pintura. También tengo en la recámara a Goya y a El Greco.
En esta tesitura estaba cuando conocí a Lluis Real, un año atrás. Lluis es un fotógrafo de aquí de Menorca pero que ha trabajado en Londres toda su vida. Ha conseguido vivir (y muy muy bien) de la fotografía y siempre haciendo el tipo de fotografía que le gustaba. Ahora mismo hace un año que lo conocí ya que tenemos otra afición común, las motos, y ambos estábamos esperando el ferry que nos llevaría de vuelta a Menorca.
Con mucha vergüenza digo que no conocía la obra de Lluis. Que no se conozca fuera de la isla se puede entender pero el tener un fotógrafo de este calibre en mi pequeña ciudad, en donde prácticamente todos nos conocemos (de hecho, sabía quién era él aunque no fuéramos amigos) no tiene perdón. Pero para hablar de Lluis he de hablar primero de su relación con la fotografía.
Corría la década de los 60 cuando un joven Lluis se hizo con una Kodak Retina que era de un amigo. A partir de ese momento, jamás ha dejado de hacer fotos, ni un solo día.
Con sólo 16 años les dijo a sus padres que quería ir a Londres a estudiar fotografía. Su padre se negó en redondo aduciendo que "para ser fotógrafo no hace falta estudiar" y que "te pago cualquier carrera pero eso no". Pues bien, Lluis dejó una tranquila Menorca de los años 60 con dieciséis años y sin un duro y se plantó en el “Ealing Tecnichal College” (hoy University of West London) de Londres. Pasó un terrible proceso de selección y de los cientos que presentaron sus trabajos fotográficos fue uno de los pocos escogidos ese año.
A partir de ahí, se graduó con honores y ha trabajado tanto como freelance como para las mejores agencias del mundo siendo portada de medios tan prestigiosos como el Financial Times varias veces.
En la actualidad Lluis tiene 70 años, se levanta cada día a las cuatro de la mañana y corre 14 kilómetros. Después se ducha, desayuna y está listo para la hora dorada cada mañana y cada mañana, irremediablemente, se va a tomar fotos del proyecto en el que está trabajando... porque siempre está trabajando en alguno. Es increíble la vitalidad que tiene y lo en forma que está. Un día me tuvo caminando 12 horas seguidas buscando la foto "que quería hacer" por una gran ciudad. Todo un personaje
Bien, como os he dicho nos conocimos esperando el ferry que nos tenía que llevar a Menorca, estuvimos hablando de nuestros viajes, de fotografía, etc., y le invité a que viniera a casa ver mi colección de cámaras fotográficas antiguas. Al sábado siguiente vino, estuvimos mirando las cámaras y comentando sobre ellas y, en un momento dado, le expliqué todo el tema que os he escrito aquí anteriormente. Él se quedó pensativo un rato y de repente me suelta "mira, yo tengo 70 años, he superado dos cánceres pero en cualquier momento me pueden aparecer de nuevo, no tengo hijos porque mi vida ha sido la fotografía pero me sabe mal que todo el conocimiento y experiencia que he adquirido en más de 50 años de hacer fotos se pierda. Yo no soy buen profesor pero se me da bien comentar las cosas. ¿Te apetecería quedar los domingos por la mañana para hablar de fotografía e ir comentando cosas y que te explique cómo hago yo las cosas para que tu puedas desarrollar las tuyas?.
Como os podéis imaginar, los ojos se me pusieron como platos. Antes de quedar con él en casa había mirado su web y había alucinado con sus fotos. Me parecía un genio y me daba mucha rabia no haber sabido que él hacía estas cosas antes. Curiosamente, el tipo de fotografía que hace es el que más me gusta a mí (street, social, documental... ya sabéis que a las etiquetas no le puedo) por lo que, fotográficamente, me siento muy afortunado y agradecido.
Entonces, cada domingo por la mañana, llueva, nieve o haga sol, quedamos y no tomamos ni una sola foto. Toda la mañana él me va explicando cosas, miramos proyectos suyos, miramos libros de fotografía, de arte, etc. y, de vez en cuando me dice "quiero hacer un proyecto en este país o en esta ciudad" y me lleva con él y me va explicando sobre el terreno. Os puedo decir que he aprendido más de fotografía en un año que en toda mi vida.
Algunas cosas que he aprendido de él:
- La técnica hay que aprenderla NO para olvidarla si no para automatizarla. Es como conducir un coche, la primera vez que llevas uno vas perdido. Ahora conduces y ni siquiera piensas en como lo haces. Una vez automatizada la técnica no hace falta hablar más de ella. Hay que hablar de cultura fotográfica.
- Tercios, colores principales, complementarios, todo eso da igual. No es que no importe, todo se puede usar, pero se trata de fotografiar lo que "ves".
- Lo mismo si centras un sujeto, un horizonte, lo que sea. Si "ves" la foto con eso centrado hazla. Haz las fotos para ti, no para gustar a los demás.
- La fotografía primero es una idea, segundo es comunicación, tercero es luz. Tienes que ver esas cosas para "hacer" la foto.
- No disparar porque sí. Hay que pensar qué se quiere conseguir y dónde podemos conseguirlo. Él lo compara con un pescador: si pescas atunes has de vestir como un pescador de atunes, llevar la caña, el cebo y el sedal para pescar atunes, has de tener el barco apropiado para pescar atunes y has de saber dónde están los atunes. Un día saldrás a pescar atunes y no cogerás nada. Otro día cogerás uno de un kilo, otro día uno de 20 kilos.
- Siempre, siempre hay tiempo para componer una fotografía. Nada de llevar la cámara a f11 y sin preenfoque para que sea como una automática. Si no tienes tiempo para componer es porque no lo has planificado bien. Aquí él lo compara con un cazador. Si te sorprende la perdiz y no te da tiempo a coger la escopeta es que no estabas preparado. Hay que "llegar antes" de que suceda, si llegas a tiempo, ya llegas tarde.
- Hay que volver al "lugar del crimen" y machacarlo. Cartier-Bresson tenía series de fotografías. A lo mejor tiraba dos carretes en el mismo sitio cuando había encontrado lo que estaba buscando hasta tener la foto perfecta.
- Da igual la cámara y el objetivo que uses. A ningún pintor le preguntan con qué pinceles ha pintado el cuadro.
- Tanta perfección en el enfoque y tanta definición son tan, tan, tan que al final "son campana". A veces, es bueno jugar con los desenfoques leves y procesar como se hacía con la ampliadora antiguamente, poniendo y quitando luz de donde nos interese.
- El realizar secuencias de fotos para contar una historia y tener proyectos a largo plazo ayuda a encontrar o a tener tu estilo.
- Mejor ir ligero. Salir con una cámara pequeña y con un objetivo pequeño y gran angular, si puede ser.
- Es tan importante el fondo como el sujeto.
¡¡CUIDADO!! éstas son las sugerencias de Lluis que yo he hecho mías pero, como he dicho al principio, es del todo loable el que basa su fotografía en la calidad, el enfoque o los tercios. No me gustaría que nadie pensara que está haciendo algo mal o que le estoy atacando. Nada más lejos de mi intención. Simplemente os estoy explicando MI verdad que puede no coincidir con la vuestra.
Por último, y antes de pasar a enseñaros el trabajo de Lluis, os diré que sus berrinches conmigo son de aúpa. Recuerdo una vez caminando por Bucarest le hice una pregunta técnica sobre un objetivo. Él se paró en seco y empezó a gesticularme mientras me decía en voz alta, rozando el grito... "Esto no me lo tienes que preguntar más, esto es de aficionados, olvídate ya de esto". Yo me moría de risa, ver a un tío delgado al que le saco una cabeza encabronarse conmigo así... por lo que rompí a reír a lágrima viva (aunque tenía razón).
Ahora, cuando salimos juntos con las cámaras siempre le digo "Lluis, ¿me vas a reñir hoy?" Y él siempre me mira con media sonrisa y me dice "si te lo mereces... sí".
Su web es http://www.lluisreal.com aunque pasa mucho de internet y redes sociales. Os aconsejo que miréis la galería de Wales 1972 y de Derby, aunque no hay ninguna que tenga desperdicio.
Estas fotos suyas que os pongo aquí las he firmado con su nombre y son las que me ha cedido para el pequeño manual que estoy escribiendo para el curso que daremos en mi fotoclub, aquí en Menorca
Si habéis leído hasta aquí... SOIS UNOS MASOQUISTAS!
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