Paudelleida
Disparando
Futurópolis Delta 501, año 3.609. Ha llegado el fin de la Humanidad. Las calles de esta mega urbe están silenciosas y desiertas. Era el último reducto del planeta donde todavía había personas viviendo, el resto de la Tierra hacía siglos que estaba desierto y se había convertido en un gigantesco cementerio. El omnipresente y desgarrador silencio de la muerte invade sus avenidas y se enrosca por sus edificios de aluminio y cristal que años ha se consideraban futuristas. En un puente colgante deambulan conmocionados y errantes un padre y su pequeño, de momento los dos únicos supervivientes de este cataclismo cósmico. Todo signo de Vida, ya sea humana o vegetal, ha dejado de existir. Por desgracia el padre y su hijo no tardarán en sucumbir, totalmente ajenos a lo que ha podido ocurrir. Morirán sin soltarse de la mano. Lo que quedaba de la Humanidad ha sido borrado del mapa. Desde planetas lejanos unos seres de extraña apariencia y de inteligencia casi sobrenatural están monitoreando la megalópolis, muy atentos a lo que ellos mismos han provocado, Esperan el momento oportuno para expandir sus fronteras espaciales colonizando Futurópolis Delta 501 con su adelantada y sofisticada forma de vida. Cae la tarde con el Sol reflejándose en los cristales de los edificios pero ya no queda nadie para admirar este majestuoso fenómeno diario.
Seguramente éste es el fin que nos espera.







Seguramente éste es el fin que nos espera.







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