A ver, te cuento cómo hago yo, si te sirve bien, sino... pues tendrás que aprender a limpiar, no es tan difícil como parece.
Nunca cambies el objetivo en sitios polvorientos, con brisa, aire, playa, o entornos sucios. Busca un sitio protegido, el interior del coche, una esquina que no de el aire, incluso un bar o el mismo cuerpo tuyo protegiendo el sensor y el objetivo del aire.
Aflojo la tapa del objetivo a montar. Preparo un hueco en la mochila donde dejar protegida la cámara, por si la tengo que soltar. Saco la lente, le pongo la tapa del otro que ya tengo suelta pero encima de éste, cojo el nuevo y lo pongo, siempre mirando la cámara hacia abajo. No olvidar apretar la tapa que habrás dejado suelta encima del que has quitado y lo guardas bien.
Si puedo, que es casi siempre, uso la limpieza del tembleque (la limpieza automática que traen las cámaras) siempre que saco el objetivo. No sé si hará algo, pero si hace... que haga.
Con este sistema he limpiado a fondo, limpieza húmeda me refiero, una vez. Si digo que he cambiado cientos de veces no miento, dos, tres veces por salida no es raro, a veces, incluso más.
Cuando llego a casa, soplado a fondo del exterior de cámara y objetivos y, si no observo nada a guardar sin quitarlo, si veo algo rarito, soplado de pera y mano de santo.
Eso para evitar que se ensucie o con poca suciedad. Para cuando está guarra del todo, puedes usar muchos métodos, y por lo que he leído son todos buenos. Los que he leído aquí.
Yo me decidí por unos palitos que en los extremos llevan una telita que empapas con una o dos gotas de líquido. Una pasada para humedecer y otra para secar. Listo. Dicen que puedes necesitar dos, yo con una me bastó.
Ah!, si te ves poco mañoso, usa el trípode, con lo que garantizas estabilidad, evitas golpes y tienes siempre la cámara hacia abajo.
Lo de ensuciar más o menos, es cuestión de suerte. Yo así lo entiendo. Saludotes.
Nunca cambies el objetivo en sitios polvorientos, con brisa, aire, playa, o entornos sucios. Busca un sitio protegido, el interior del coche, una esquina que no de el aire, incluso un bar o el mismo cuerpo tuyo protegiendo el sensor y el objetivo del aire.
Aflojo la tapa del objetivo a montar. Preparo un hueco en la mochila donde dejar protegida la cámara, por si la tengo que soltar. Saco la lente, le pongo la tapa del otro que ya tengo suelta pero encima de éste, cojo el nuevo y lo pongo, siempre mirando la cámara hacia abajo. No olvidar apretar la tapa que habrás dejado suelta encima del que has quitado y lo guardas bien.
Si puedo, que es casi siempre, uso la limpieza del tembleque (la limpieza automática que traen las cámaras) siempre que saco el objetivo. No sé si hará algo, pero si hace... que haga.
Con este sistema he limpiado a fondo, limpieza húmeda me refiero, una vez. Si digo que he cambiado cientos de veces no miento, dos, tres veces por salida no es raro, a veces, incluso más.
Cuando llego a casa, soplado a fondo del exterior de cámara y objetivos y, si no observo nada a guardar sin quitarlo, si veo algo rarito, soplado de pera y mano de santo.
Eso para evitar que se ensucie o con poca suciedad. Para cuando está guarra del todo, puedes usar muchos métodos, y por lo que he leído son todos buenos. Los que he leído aquí.
Yo me decidí por unos palitos que en los extremos llevan una telita que empapas con una o dos gotas de líquido. Una pasada para humedecer y otra para secar. Listo. Dicen que puedes necesitar dos, yo con una me bastó.
Ah!, si te ves poco mañoso, usa el trípode, con lo que garantizas estabilidad, evitas golpes y tienes siempre la cámara hacia abajo.
Lo de ensuciar más o menos, es cuestión de suerte. Yo así lo entiendo. Saludotes.