Me gusta ese encuadre, mitad frío y más frío y por otro la fachada del monasterio, que es muy bonita.
Jeje, y respecto al licor... bueno, siendo benedictinos es lo menos que se puede esperar..., algún día ya os contaré el mural o frescos que se encontraron en un monasterio al hacer unas reparaciones... era como un txoko (escondido tras una pared, oculto), para beber, comer y... en lo más profundo del monasterio. La guía no me dejó sacar foto porque, aunque estábamos solos, no era algo que se podía enseñar, pero como hicimos migas nos lo mostró. Qué cosas tiene la vida monacal!!! Por cierto, fue por tierras catalanas. Y ya no digo más!